Cumplir 30 años no es cosa de poco. Tenemos que estar, y estamos, satisfechos de lo que, entre todos y todas, aquí y en el Sur, hemos realizado.
Cuando las personas y las instituciones llegan a una edad con números redondos parece que hay que recordarlo, e incluso celebrarlo, con más intensidad. Parece normal. Pero, en lo que se refiere a una Asociación como PROYDE, siempre digo que cumplir un año más, cumplir 30 años, parece un fracaso. El que la Misión de PROYDE sea “contribuir, con nuestro trabajo y nuestro testimonio, a la construcción de un mundo en el que todas las personas vivan dignamente”, y llevar ya 30 años sin conseguirlo, pareciera que algo está fallando. Suelo decir que la verdadera misión de PROYDE es “desaparecer”.
Lo que nos gustaría a quienes formamos parte de PROYDE: la base social, el voluntariado… es que ya no hiciera falta seguir adelante, porque hemos llegado a un punto en que todas las personas del mundo vivan dignamente. Pero, por ahora, no es posible poner ese punto final. Llevamos desde 1988 intentándolo. Y aún seguimos en ello.
Este mundo, hay que reconocerlo, ha mejorado en estos 30 años con la contribución de muchísimas personas que han trabajado con decisión para conseguir que las cosas vayan cambiando. Pero parece que no ha sido suficiente. Siguen las bolsas de empobrecimiento y de empobrecimiento extremo. Siguen ahí millones de niñas y niños sin tener una escuela a donde ir. Sigue habiendo millones de familias sin conseguir que las cosechas de sus cultivos de supervivencia lleguen a la cosecha siguiente. Las mujeres siguen sin conseguir formar parte activa de la sociedad a la que pertenecen y a la que contribuyen con una generosidad sin límite.
Así que de lo que se trata es de seguir manteniendo nuestra Misión y estar vigilantes. Seguir estando a la escucha de lo que nos dicen desde los países empobrecidos.
Compartir, reforzar, mejorar, crear oportunidades, ese es el compromiso. Es importante que la financiación aportada desde una parte sea capaz de crear oportunidades en la otra y así alejar la dependencia. La dependencia, muchas veces, se aplica solo a una de las partes. Pero pudiera no ser así. Hay que estar vigilantes para que nuestros hermanos/as del Sur no dependan eternamente de nosotros. Pero también hay que vigilar para no eternizarnos nosotros/as mismos/as creyéndonos imprescindibles en el Desarrollo.
Pero, estamos de celebración. Queremos una celebración inclusiva. Una celebración en la que participemos todos y todas, de nuestro entorno y de quienes confían en la buena gestión de PROYDE, al otro lado del mundo. Un compromiso que quiere manifestarse en muchos pequeños gestos aportados por la mucha gente que vive los valores de PROYDE. Habrá muchas iniciativas a lo largo de este año de aniversario. Algunas para toda la Asociación, y la mayor parte llevadas a cabo por las Delegaciones Locales y Territoriales. Desde este sitio web y desde las redes sociales, se podrá seguir y participar en muchas de las iniciativas que vayamos proponiendo.
Cumplir 30 años no es cosa de poco. Tenemos que estar, y estamos, satisfechos de lo que, entre todos y todas, aquí y en el Sur, hemos realizado. Hemos ido corrigiendo, aprendiendo de éxitos y fracasos. PROYDE no ha podido quedarse parada. Ni por las circunstancias globales del entorno de la Cooperación al Desarrollo, ni por su base social, ni por quienes son destinatarios/as de la Misión de PROYDE. La Misión de PROYDE no ha cambiado desde 1988, pero sí se ha revisado dónde se pone el énfasis. Los Valores de PROYDE son los mismos, pero han evolucionado para ser más comprehensivos.
Esto es lo que queremos celebrar. ¡Feliz compromiso a quienes formamos parte de PROYDE!
Ángel Díaz
Director de PROYDE